Hace unas semanas tuvimos que hacer obras en casa. Los trabajadores, cada vez que
accedían a nuestro domicilio, frotaban intensamente su calzado en la alfombrilla de
la entrada y se ponían gel desinfectante que ellos mismos traían. Esto que parece tan
normal y sencillo de hacer, no es otra cosa que una muestra de respeto hacia los habitantes de
ese hogar.
Los organizadoresprofesionales, por nuestra profesión, tenemos la obligación de ir un poco más allá
de este gesto, ya que cuando un cliente nos solicita hacer algún desempeño en su casa, nosotros
entramos hasta lo más profundo de su intimidad, ya que tocamos con nuestras manos (con guantes,
eso sí…) y ordenamos sus prendas, artículos queridos e incluso archivos y documentación de todo tipo
que puede ser muy importante para ell@s.
Es por este motivo que debemos aportar siempre con nosotros un documento de
confidencialidad, que deberemos firmar siempre conjuntamente con el cliente antes
de empezar nuestra labor para que sienta la tranquilidad de que sus datos, documentos
o costumbres no saldrán del profesional que le está reorganizando su entorno.
La educación y el saber estar son esenciales pero este documento es imprescindible.